martes, 14 de septiembre de 2010

Del primer sueño:

Del primer sueño.
Resplandor;
Luces más brillantes
Dentro tuyo, humo persa, ¡delirios! Rayos provenientes de un destino, tu nombre; resplandecientes horas del reflejo de tu mente.
Nuestra la noche fragosa de instantes, ante una luna, ciudades nos elevan, con destellos fascinamos los pensares.
Solidos e irritantes recuerdos descifran nuestros cuentos.
Cristalinos brillan nuestros cuerpos separados, -¡realidad ficticia!
Espejos nos conectan como a laberintos, se pierden ramificados en sueños por la noche de los cuerpos eternos, senderos se difractan a las luces de un reflejo, se rompe el arte en dones.
Del espíritu, taciturnos pensares, palidecen tus temores de la orbe, falsa imitación de escenas trasoñadas. - ¡despierto! Pero luces me pierden, en olvido…
Volamos entonces fluorescentes, y despiertan nuestras almas; como crines en el mar, nos perdemos en el viento que es eterno,



sombras se desvanecen, y ventanas pierden forma resurgiendo entre mi imagen, penetrante lumen del amanecer perdido, “tú cuerpo”.
-Vamos al sueño eterno, juntos eclipsemos luz con la poesía, laberintos no descubren los deseos, congelemos el mar con los instantes en palabras, ¡apoderémonos del tiempo!
No ganemos los rencores, y descubramos los enigmas atormentando así los sabios, locura, nuestros paraísos, nuestros cuerpos, restos paralelos de una noche, azur los lamentos, y las horas el vestigio de los hechos.
Consagrados a nosotros los laureles, ¡no corramos!, y soñemos perdidos en la estela de los años, cristales nos separan, legiones nos enfrentan.
Bajó tormentas, y nos encontramos, ríos nos separan los caminos.
Vamos pues en un suspiro, el infierno es dado a los que temen;
El desierto no nos pierde y resurgimos de la sal, como caminos, los diluvios emergen, y náufragos respiramos el aliento, de los dioses perdidos en oscuras horas , la noche,
¡Lunas de la Persia!
Adamantinos ríos fugases desembocan en locura de las mentes. Trastornados por canticos rojos de sirenas

Seducimos los coros ebrios de las olas, líquenes que imaginamos en versos recitantes, fuego de la noche, amanecer precario… ¡Noooo, Aurora boreal!
Remueve los cantos inútiles de los bohemios, que regresando de ensueños despliegan gritos De horror al sol como los cuervos, y -¡despierto! Atroces las letras, muros nos pierden en éxtasis de un rincón… “Al universo”
-¡vamos pues el cielo es nuestro! Y nos une; ensueños bajo el agua, los puritanos restos de los purpuras humanos, encuentro de caminos, sonidos has cerrado, imágenes creado.
Destello del mirar, otro lado de la duda, “el umbral de un paraíso”.

POR: Ezequiel Galicia Vicente

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